La capacidad de comunicar eficazmente y ejercer influencia se ha convertido en una habilidad crítica en la era de la información. Ya no es suficiente el carisma o la retórica, sino que ahora la comunicación ha de estar soportada sobre los datos. Datos que nos proporcionan una base objetiva que puede respaldar argumentos, persuadir a audiencias y tomar decisiones con criterio y no en base a intuiciones como hasta ahora era habitual.

En estas líneas, me gustaría compartir cómo la comunicación apoyada en datos puede servir para ejercer la influencia en diversos ámbitos, desde el marketing hasta la política. Y es que la importancia de los datos en la comunicación no puede subestimarse, pues, como afirma W. Edwards Deming, "sin datos, solo eres otra persona con una opinión".

En un mundo saturado de información, los datos sirven como una brújula que guía las decisiones y construye credibilidad. En marketing, por ejemplo, las campañas basadas en datos permiten a las empresas segmentar sus audiencias de manera más precisa, entender mejor sus necesidades y medir el impacto de sus estrategias.

Datos en marketing

El uso de datos en el marketing ha transformado la forma en que las empresas interactúan con los consumidores. Según un informe de McKinsey, las empresas que utilizan análisis avanzados de datos para la toma de decisiones de marketing pueden aumentar su retorno de inversión (ROI) en un 15-20%. Este impacto positivo se debe a la capacidad de los datos para proporcionar insights sobre el comportamiento del consumidor, predecir tendencias y personalizar mensajes. Seth Godin, un reconocido experto en marketing, sostiene que “el marketing efectivo está basado en los datos. Los datos nos permiten entender a nuestros clientes y responder a sus necesidades de manera precisa y oportuna”.

Datos en comunicación política

Aquí los datos también juegan un papel fundamental. Las campañas políticas modernas dependen en gran medida de análisis de datos para identificar y movilizar votantes, así como para crear mensajes que resuenen con diferentes segmentos de la población. Siempre se suele recurrir al ejemplo de Barack Obama, pero es que representa muy bien el éxito del uso de datos en una campaña política, al utilizar análisis de datos para identificar votantes indecisos y personalizar la comunicación, lo que resultó en una movilización efectiva de votantes clave.

Desafíos

El uso de datos también plantea desafíos en el campo de la ética. La privacidad de los datos y la transparencia en su uso son temas de creciente preocupación. Es crucial que las organizaciones y los individuos que utilizan datos lo hagan de manera ética y responsable.

Es evidente que los datos nos permiten hacer una comunicación precisa y efectiva y esto nos va a ayudar a influir. Y son muchas las ventajas, también hay retos como la ética, que acabo de apuntar. Pero no solo existe ese desafío. Otro de los problemas es que no todos los datos son iguales y la capacidad de discernir datos útiles de datos irrelevantes es una habilidad clave.

Además, la interpretación incorrecta de los datos puede llevar a conclusiones erróneas y decisiones equivocadas. Sin embargo, las oportunidades que brindan los datos son inmensas. Las herramientas de análisis de datos y las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, están ampliando las posibilidades de cómo se pueden utilizar los datos para influir y comunicar de manera más efectiva.

En definitiva, la comunicación y la influencia respaldadas por datos se han convertido en una habilidad indispensable en la era de la información. Los datos proporcionan una base objetiva que respalda la toma de decisiones y la persuasión. Aquella frase tan utilizada de Clive Humby, "los datos son el nuevo petróleo", es una evidencia palpable. Los datos tienen un valor inmenso pero requieren refinamiento y manejo responsable. Y la integración efectiva de datos en la comunicación no solo mejora la influencia, sino que también enriquece la calidad de las interacciones humanas y las decisiones informadas.