Por Paco Rivero

Es lo que mi hija le dijo a uno de sus amiguitos un día que estábamos cenando en casa. Todos nos quedamos mirando, y le pregunté qué quería decir con eso. Ella nos explicó que, como su padre, o sea yo, se dedicaba a dar conferencias, estaba en casa todo el día ensayando y, como normalmente siempre hace la cena y nos gustan mucho las patatas fritas, cuando se ponía a freírlas cerraba la cocina y les daba una charla a las patatas fritas 😊

Os cuento esta historia porque, normalmente, no sabemos hasta dónde nuestros actos diarios sirven de ejemplo, de inspiración y de influencia para las personas que nos rodean.

Muy pocas veces tenemos la ocasión de comprobarlo directamente, como me pasó a mí ese día que estábamos cenando pizza en casa con amigos. Una situación cotidiana que habrás vivido millones de veces y que, es posible que nunca hubieras imaginado como una oportunidad para convertirte en referente para otras personas. Me parece importante recordad que los valores se aprenden mayormente por imitación, y por eso es tan importante ser fieles a ellos en todos los momentos y aspectos de nuestra vida, y es que nunca sabemos quién nos está mirando con ojos de aprendizaje.

De esta historia que me pasó en mi casa de Sevilla, me gustaría compartir contigo varios aprendizajes que me parecen significativos y que espero te sean de utilidad. El primero es la importancia para la persona líder de ser consciente de que es un ejemplo constante. Esta conciencia es una gran oportunidad para inspirar y acompañar a que las personas que nos rodean crezcan y brillen gracias a nuestra actitud.

El segundo es la importancia de utilizar el storytelling, el arte de contar historias, para comunicar de una manera diferente, centrada en despertar las emociones de las personas, llevándolas a ese lugar desde donde nos van a escuchar de otra forma, porque hemos entrado en sus historias desde las nuestras. Es una herramienta poderosa que, bien utilizada, puede transformar la manera en que nos conectamos con los demás, haciendo que nuestros mensajes sean más impactantes y significativos.

El tercero es ser consciente de la poderosa herramienta que es y, por ello, de la importancia de utilizarlo siempre desde la verdad y la integridad. Nuestras historias no solo deben ser auténticas, sino también estar alineadas con nuestros valores y objetivos. Así, podemos asegurar que estamos contribuyendo positivamente al desarrollo de quienes nos escuchan y reforzamos nuestra influencia de manera constructiva.

Me parece esencial que las personas líderes comprendamos que nuestra capacidad para contar historias no es solo un medio para captar la atención, sino una responsabilidad ética para crear impacto social. Cada historia tiene el potencial de enseñar, inspirar y movilizar a las personas hacia acciones significativas. Al hacerlo con ética y sinceridad, el storytelling se convierte en una herramienta transformadora que refuerza nuestra influencia positiva y nuestro legado como líderes.

En resumen, ser líder ejemplar implica ser consciente de nuestro impacto constante, aprender a utilizar el storytelling para conectar y emocionar, y hacerlo siempre desde una perspectiva de integridad. Así, no solo inspiramos y guiamos a quienes nos rodean, sino que también contribuimos a construir una sociedad más justa y empática. 

En nuestras manos está la oportunidad de hacer que cada historia cuente, que cada mensaje importe y que cada acto diario se convierta en un ejemplo de liderazgo positivo.

¡Ah! Por cierto, ¡estoy emocionado! de contarte que me incorporo al equipo de #profesores de Influenzze dentro del innovador programa #Influencia con #ImpactoSocial que puedes conocer aquí.